Combatir la desertificación y frenar el avance de la erosión en zonas vulnerables.
Restaurar la biodiversidad mediante la plantación de especies autóctonas y resilientes.
Impulsar la economía rural a través de empleos verdes y proyectos comunitarios.
Contribuir a la lucha contra el cambio climático mediante la captura de carbono y la mejora del ciclo hídrico.
La muralla verde se extiende por zonas estratégicas del interior peninsular, especialmente en regiones como Castilla y León, Extremadura, Andalucía y el Alentejo portugués. Estas áreas sufren los efectos del abandono rural, la pérdida de cobertura vegetal y el estrés hídrico.
Queremos construir una red de organizaciones, instituciones, colectivos locales y ciudadanos comprometidos con la regeneración ecológica. El proyecto se basa en la colaboración, la ciencia aplicada y el respeto por los saberes tradicionales.
Porque el futuro de nuestros paisajes, nuestra agricultura y nuestras comunidades depende de la salud del territorio. La Great Green Wall Ibérica no es solo una barrera contra la degradación: es un símbolo de esperanza, resiliencia y acción colectiva.